viernes, 29 de marzo de 2013

Oasis de silencio. (1)

Ella está viajando en coche, sus brazos están cruzados y sus manos frías, su cara sólo se ocupa de mirar el paisaje lluvioso a través de la ventana, de observar cómo el vaho aparece en el cristal poco a poco. Siempre ha odiado la lluvia, pero en este momento la adora. Siente que el tiempo la acompaña y que entiende cómo se siente.
Su padre va al volante y su madre se gira para poder mirarla constantemente, como si la protegiera de algo y vigilara que está bien. Ella es consciente de la situación, pero decide mantenerse al margen. Por su cabeza pasan muchas cosas, momentos de toda clase, momentos totalmente insignificantes y momentos importantes. Sus ojos no pestañean, no responden a la luz de los relámpagos, está fría, inmóvil, distante, como si no le importara dónde está ni dónde la llevan.
Su madre si gira una vez más para comprobar que está bien y que sigue ahí.
- ¿Estás bien? -pregunta. Pero no obtiene respuesta.

Su padre la mira a través del retrovisor, ella sabe leer sus ojos, cuando sus miradas se cruzaron pudo sentir cómo pronunciaba su nombre en sus adentros como muchas veces lo ha pronunciado, con la voz entre suspiros, con parte de desesperación, parte de sufrimiento y parte de decepción.
Ella baja la mirada, ya no sabe ni cómo se siente o cómo debería sentirse, la tristeza la ha invadido muchas veces, pero no como esta. No hay lágrimas, ni arrepentimientos, ni porqués, ni odios, ni envidias, ni ironías, ni reproches, ya ni siquiera siente dolor por dentro. Sólo hay silencio, acompañada de un gran sentimiento de soledad que la invade por completo.
Sus días se han basado en un gran oasis de silencio, no ha soltado apenas palabras y ya está de nuevo de pie, ignorando sus propias emociones. A veces quiere esconderse aunque no pueda, huír de todo y de todos, incluso de ella misma. En ese momento también lo había deseado, salir del coche en marcha y correr bajo la lluvia hasta donde los pies la lleven era su deseo durante todo el trayecto. ¿Y qué conseguiría? Sólo era otro plan del que se reía, otro plan fallido por el que volvía a sentirse tan inútil.

El coche se para delante de un edificio alto y se ve obligada a salir de todo aquel pensamiento. Su madre se cogió a su brazo mientras andaba con ella como si sostuviera su cuerpo, debían hacer un esfuerzo para no tropezar con nadie y mantenerse andando en linea recta. Subieron rápidamente todas esas escaleras al final de la calle que las conducían a su destino, ese edificio tan alto que todavía la tenía intrigada aunque no se notara, y cruzaron la puerta giratoria que le daba tanta fama. Ella nunca había visitado lugares así, era enorme y apenas tenía ventanas, solo había puertas y pasillos por todos lados, gente andando deprisa hacia todas partes y también sentada en las sillas de la entrada como si no tuvieran nada más interesante que hacer. ¿Debería salir huyendo ahora? ¿O se arrepentiría de haber sido tan cobarde?